miércoles, 7 de diciembre de 2016

POTOMANÍA



Es un trastorno alimentario no especificado  que se define como el deseo de beber grandes cantidades de líquido, generalmente agua de manera compulsiva y sin que exista una sensación previa de sed. También se denomina polidipsia psicogénica.
Esta ingesta excesiva proporciona a la persona afectada una sensación por lo que puede llegar a ingerir entre 8 y 15 litros de agua, dependiendo  del caso.
Beber más de dos o tres litros de agua diarios deja de ser beneficioso para el organismo y resulta nocivo para la salud, porque puede alterar el correcto funcionamiento de los riñones y la composición de la sangre (que debe contener un 8% de agua), y pone en peligro el equilibrio de fluidos y electrolitos dentro del organismo.

Causas 

El hipotálamo es una región cerebral que, entre otras funciones, es responsable de que se mantenga la cantidad de agua necesaria para el organismo y de advertir de la falta de líquido emitiendo la señal de la sed. Una alteración en el mecanismo de funcionamiento del hipotálamo podría provocar episodios de potomanía  pero los expertos coinciden en que esto es sumamente extraño, por lo que asocian el trastorno con un desequilibrio psiquiátrico y es que, en general, los trastornos alimentarios están relacionados con problemas psicológicos y desórdenes de la personalidad.
Existen diversos factores de riesgo que pueden influir en la aparición de este trastorno:
  • Ciertas enfermedades mentales, como trastornos de la personalidad, cuadros delirantes y síntomas histéricos.
  • Enfermedad renal crónica
  • Desórdenes orgánicos o patologías hormonales (como la diabetes mellitus uno de cuyos síntomas es, precisamente, la polidipsia o exceso de sed).
  • Padecer anorexia nerviosa . En este caso el afectado bebe gran cantidad de agua, bien con el objetivo de saciarse sin ingerir calorías, o bien para incrementar el peso corporal justo antes de acudir al especialista para pesarse y, de este modo, engañar al profesional.
  • Uso de medicamentos, como antiinflamatorios no esteroideos, diuréticos tiazídicos y litio, que interfieren con la función del riñón, y fármacos anticolinérgicos, que provocan sequedad de boca, entre otros.
  • Alteraciones en el funcionamiento del hipotálamo.


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